Los rascadores son herramientas de acabado que posibilitan un control preciso sobre la superficie de las piezas cerámicas durante diversas etapas de elaboración. Su empleo no se limita al torno: resultan útiles en el modelado manual, el retorneado de piezas con consistencia de cuero y la eliminación de imperfecciones antes de la cocción.
Existen rascadores de múltiples materiales y durezas, lo que permite ajustar el tipo de presión y la cantidad de arcilla retirada según la humedad o la densidad del cuerpo cerámico. Además, la forma y el perfil del rascador influyen en su funcionalidad, posibilitando desde un alisado sutil hasta la creación de texturas, relieves y detalles ornamentales. De esta manera, los rascadores se vuelven indispensables en la búsqueda de superficies pulidas, contornos definidos y acabados uniformes.
Dato interesante
En excavaciones arqueológicas se han hallado restos de herramientas rudimentarias, probablemente antecesoras de los rascadores modernos, evidenciando la preocupación de los artesanos antiguos por conseguir acabados más pulidos y agradables al tacto.
Consejo útil
Mantén una variedad de rascadores a mano y experimenta con diferentes durezas y perfiles. Una herramienta curva o flexible te será útil para superficies con curvas suaves, mientras que un rascador más rígido resultará ideal para perfilar bordes o ángulos marcados.