Porosidad

Porosidad

La porosidad es la propiedad que determina la capacidad de una pieza para absorber líquidos, debido a la presencia de pequeños poros en su estructura. Esta característica está directamente influenciada por la temperatura de cocción y el grado de vitrificación alcanzado durante el proceso de fabricación. Las cocciones a temperaturas más bajas resultan en piezas más porosas, ya que la arcilla o el esmalte no se vitrifica completamente, permitiendo que los líquidos penetren a través de los poros. Por el contrario, las temperaturas más altas favorecen una vitrificación completa, reduciendo significativamente la porosidad y haciendo la pieza menos absorbente e impermeable. Por ejemplo, la loza, que se cuece a temperaturas relativamente bajas, tiende a ser porosa y a menudo requiere un recubrimiento adicional para impermeabilizarla, mientras que el gres y la porcelana, cocidos a altas temperaturas, son naturalmente impermeables y adecuados para la fabricación de vajillas y utensilios que entran en contacto con alimentos y bebidas. Por otro lado, la terracota, con su alta porosidad, es ideal para maceteros, ya que permite la circulación de agua y aire, evitando el encharcamiento de las raíces de las plantas.

Dato interesante

En la antigüedad, la porosidad de las vasijas cerámicas era una característica útil para la fabricación de recipientes de almacenamiento de agua. Los poros permitían que el contenido se mantuviera fresco mediante el proceso de evaporación a través de las paredes porosas de la vasija, actuando como un sistema natural de refrigeración.

Consejo útil

Para cerámica utilitaria como tazas, platos o jarrones que deben contener líquidos, es esencial aplicar un esmalte vitrificado que reduzca la porosidad y evite que el agua penetre en la pieza. Considera la compatibilidad entre la arcilla y el esmalte para lograr una vitrificación óptima y minimizar defectos como grietas o descamaciones.