Ciclo de cocción

Ciclo de cocción

El ciclo de cocción es el proceso controlado de aumentar y disminuir la temperatura dentro de un horno cerámico, diseñado para transformar las piezas de arcilla en cerámica terminada. Este ciclo puede durar desde unas horas hasta varios días dependiendo del horno y el tipo de horneada. Durante el proceso, se siguen etapas específicas que son esenciales para garantizar la calidad y estabilidad de las piezas, tanto funcional como estéticamente. Un ciclo de cocción típico consta de varias fases: un aumento gradual de la temperatura, conocido como “rampa de calentamiento”, seguido de una meseta o mantenimiento en el punto de maduración (la temperatura máxima), y un enfriamiento controlado. Cada una de estas etapas cumple una función clave en la transformación de la arcilla y los esmaltes. La etapa de calentamiento permite que la humedad residual y la materia orgánica en las piezas se evaporen sin causar deformaciones o grietas. La meseta asegura la vitrificación de la arcilla y el esmalte, lo que les confiere dureza, impermeabilidad y resistencia. Finalmente, el enfriamiento gradual evita tensiones internas y reduce el riesgo de choque térmico, preservando la integridad estructural y estética de las piezas. Un ciclo de cocción correctamente ejecutado no solo asegura una cocción uniforme, sino que también afecta directamente los resultados visuales y táctiles de la cerámica, como el color, la textura y el brillo. En procesos avanzados, los ciclos pueden ser ajustados para crear efectos específicos, como craquelados o superficies mate.

Dato interesante

En hornos de gas, leña o anagama, el ciclo depende más de la habilidad y experiencia del ceramista para manejar las variables del horno, lo que añade un componente artesanal al resultado final.

Consejo útil

Si tu horno permite programar el ciclo de cocción, asegúrate de establecer una rampa de enfriamiento lenta para reducir el riesgo de grietas por choque térmico.